Es ya bien conocido que España constituye una rara avis al mantener en vigor el Impuesto de Patrimonio, puesto que en toda Europa ya solo existe en Suiza, Noruega y, parcialmente en Luxemburgo. Ahora bien, en nuestro país la aplicación de tan anacrónico tributo presenta igualmente diferencias con respecto a las tres economías citadas. No en vano el caso español es el único en el que, junto a Patrimonio, se castiga también la riqueza a través de un muy elevado tipo máximo del IRPF y mediante la tributación de las rentas de capital (recientemente incrementada por el Gobierno).

 

Así lo refleja un reciente estudio de Freemarket Corporate Intelligence en el que precisamente se critican las últimas medidas fiscales impulsadas por Hacienda como causante de un efecto «injusto, insolidario y lesivo para el conjunto de la economía».

 

Freemarket resalta hasta qué punto el Impuestos e Patrimonio es un gravamen en retroceso a escala mundial, dado que «alrededor de la mitad de los países de la OCDE nunca han tenido una figura semejante y otros trece Estados lo han abolido en las últimas tres décadas». Ahora bien, hay que hacer «consideraciones» sobre cuáles son sus efectos allí donde subsiste.

 

Fuente: ElEconomista.es